miércoles, 10 de marzo de 2010

Quisiera dejar atrás

lo que alguna

vez toque,

deshacer

espacios que realmente

no

quisiera

volver.

Ser alguien

que me encuentre

y

fueron sus palabras,

las que me llegaron

con luces

opaca

de

neon.

Su
llanto
y
su
risa.

Ese

Pequeño rayo sol

de los días

que

amanece

en los

sueños mas

íntimos.

Salir del cascaron,

tal como

las mariposas

en primavera.

Estar donde yo quiero estar

y no donde me mande un

cristal divino,

ni los dioses,

ni el mas vanidosos

de los hombres.

Ese
sudor
compartido

que baja por

la espalda.

Volver a caminar la pálida tierra,

como

corre

el caballo,

con sus

alas llenas

de plumas

y

sus ojos dorados

que apuntaban
hacia
los
tarrones
de
azúcar.

Ver colorares vivos,

fortalecer eso que
comúnmente
llamamos
“alma”,
porque

al
fin
y
al
cabo,
las heridas, sanan.

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