viernes, 30 de enero de 2009

Tranquilidad


Nuestros ojos enrojecieron como una ínfima gota de vino en el mar. Las olas rugían suavemente acompañadas con el rasgueo de las piedras contra la arena. Una vela iluminaba nuestras caras, saboreando su humo denso impregno de trozos de flores rotas.

La luna yacía fina, gris, sumergiendo nuestros sentidos en el amplio bosque que teníamos como jardín. El camino iba desapareciendo en forma de polvo gris hacia la oscuridad en algún lugar. Los árboles chocaban entre si, devorando nuestras mentes con aullidos negros y míticos.

Las paredes sugerían una leve tensión, mientras que las luces de las luciérnagas prendían y apagaban como una obra de teatro en tiempos dóciles y fríos. Nuestros pensamientos volaban como hacían aquellos insectos, sin perder la luz en la oscuridad.

Los sonidos que provenían desde lo lejos de aquellas paredes producían una gran orquesta, música natural, en muchos puntos de vista, real.

Teníamos el mundo detrás de nuestras espaldas, atravesando el universo en laberintos. Guardando esos sentidos en nuestras mentes, iluminado por nuestros inconcientes y por una pequeña linterna que jugaba yendo en mano a mano.

jueves, 29 de enero de 2009

Volver

Hoy me encontré con un hombre en el colectivo, no me paraba de hablar sobre el clima. Su banalidad me hizo tener una gran dolor de cabeza. Desquebraje los sentidos. Le vomite en su traje y en su sonrisa. Pareció no agradarle. Yo no paraba de reírme.

viernes, 23 de enero de 2009

No es solo para dos

La imagen describía al típico desierto moribundo de algún punto cardinal. Casas bajas, arena fina y blanca, personas minúsculas transitando el basto lugar. Es de noche y las nubes pintan un paisaje natural. La luna rellena el paisaje devorando cada uno de las personas presentes. Allá al fondo tres chacales precipitan la ausencia de las estrellas, regurgitando pedazos de carnes que, anteriormente, eran pequeños bípedos jugando con buitres en busca de algún animal en descomposición. Un hombre blanco buscaba una salida a esos laberintos, se sentó para descansar. Dos niñas se les acercan, una de ella le dice a la otro:
-pregúntale al hombre blanco, el debe saber. dijo unas de las niñas.
-disculpe señor, ¿sabe si algún día me crecerá el brazo?
El hombre arrimo la vista hacia la brazo de la nena. La carne colgaba desde el codo, las moscas revoloteaban la zona infectada. El viento del lugar hacia que los pedazos sueltos cayeran a la arena, dándole algo de comer a los chacales. El hombre desespero y echo a correr. Corrió y corrió. Al levantar la vista hacia el cielo vio que la luna se desquebrajaba. La miro fijamente, hasta que un gran ruido lo hizo caer. La luna había desaparecido, dejándolo en la oscuridad del desierto por miles de años luz.

viernes, 16 de enero de 2009

Alcantarillas Humanas

Gotas ínfimas en aquellos rostros impregno de rabia social.
Roces amorosos estallan en guerras griegas.

Monumentos de injurias y mierda de palomas infectadas por el aliento nauseabundo de miles de mascaras tristes. El humo se asoma en cada rincón de la cuidad, purificando en odio y indiferencia.

Miles de personas que no saben donde disparar, terminan con espasmos fetales tras su blanco latente de carne y pelos.

Locales ambulantes de sentimientos fríos e insulsos, adoptan el papel de aparato renal de la ciudad. La misma que funciona como democracia dibujando un paisaje de desigualdad.

Sin caer en entupidos idealismo, ni una enfermiza utopía. La óptica y la razón se toman en un colectivo público donde el costo de viaje es de 1 peso con 25 centavos.

martes, 13 de enero de 2009

Necesito que todo vaya màs lento...

La oscura y débil noche sumergía sus estrellas en aquel mar azulesco. La espuma
del agua salada golpeaba mis pies desatando una especie de línea serpentina que
bajaba desde la nuca hasta la cintura. La arena, punzante, devoraba mis últimos
latidos. Hasta que una presencia femenina se hizo presente, y sin esperar nada
grito desde lo lejos, desde aquellos árboles.
-Joel!, ¡¿Donde mierda estabas?! Esa voz tenue e inconfundible.
-En una caja, Rita. Respondí.
-¿En donde? Pregunto mientras se sentaba al lado mío.
-Estuve encerrado en mi cajita china, encarcelado en mi propia tinta.
Rita prendió un cigarro, mientras el sonido del silencio se rompía tras esas
sórdidas olas. Muy atrás, por la ciudad, se escuchan los ladridos de algunos perros en aquellas casas pequeñas tratando de sentir ser escuchados. Ella rompe la oscuridad.
-¿Te sentís bien? Pregunto Rita, tirando el humo del tabaco por la nariz.
-Tengo un pequeño monstruo dentro mío que me dice "todo va a estar bien"
-¿Tenes un feto Joel? Se partía de la risa.
-juajua, no, Rita
-Y ¿Entonces?
-Siento como si fuera una gota de lluvia, y solo se que en cualquiera momento
podría caer del cielo y estrellarme en el suelo, desvaneciéndome en el pasto, y no
poder abrir mas los ojos.
-Seria hermoso dejar de ver esta mierda en que vivimos.
-mmm...seria muy fácil
-No hay otra forma?- vacilo Rita.
Dirigí mí vista hacia la mirada lucida y estridente de Rita y le dije en voz baja:
-Abriendo los ojos.

viernes, 9 de enero de 2009

Mind Hole

El vino bajaba y los zapatos brillaba a través del reflejo de las cenizas grises en una oscura noche de lunes. Los vagos pasaban pidiendo tragos y tragos. La realidad enferma. El castillo es infinito. Preferí estar soñando. La carta sumergía en vino, destrozada y ignorada.
"Las personas buscan lo complejo en las cosas mas simples"
Los sentimientos son raros cuando te sientes como un "yo". Un "no-ser" que comprende sus limitaciones y problemas, que no lo deja pasar arriba de un tren, que sino los toma y lo sumerge en su piel hasta las venas. Directa o indirectamente estamos conectado, somos virus parecidos, enfermedades razonables. La gravedad nos empuja a este planeta saboreando nuestras pupilas agrias de cerveza. Una trampa con las uñas sucias sosteniendo nuestras mentes para sentirnos anestesiados. De algún modo, sorprendido.

lunes, 5 de enero de 2009

Algun día de Diciembre

No voy a tratar de escribir una historia real, pero hay sentimientos que me empujan a realizarlo ¿Es siniestro? Uds. lo pueden tomar como una "realidad" pero solo es un hecho aislado en muchos puntos de vista, pero este caso no lo resume como tal, sino como una ambigüedad.

Ese despertar forzado por ese ente destrozado, en un día de verano, algún día de diciembre. Desde que llego tuvo que soportar ese problema, hace 6 años. Tratamos y tratamos pero todo lo rechazaba. Ese problema "aislado" fue el de devolver todos los alimento, ósea, vomitar todo lo que ingiere. Esos segundos antes de vomitar eran eternos, esos ruidos que provenían de su estomago eran enfermizos tal como el común "crash" que hacen los autos al estrellarse. Era del mismo color, el mismo color del sonido. En sus ojos saltones y grises revelaba el dolor que sentía, su agonía fue lenta y repugnante eso me hizo sentir como el insecto mas aquejoso del mundo.
Ese día de los analizas no se hicieron esperar, fue lo menos que me imaginaba, sus riñones estaban destrozados, parecía una masa gelatinosa de un color amarillento oscuro que desprendía pedazos del mismo hacia todo el cuerpo. Ese mismo día me encontraba solo con él, no hablábamos, se escondía para que nadie lo viese, para no tratar de dar lastima, hubo un momento de "transe" y me sumergí en sus ojos y mente, sentía el dolo agudo en mi estomago, no sabia como podía aguantar tanto. Subió a la terraza, su pierna huesuda pareciese que se romperían en cualquier momento. Subí con él, se acostó en la sombra y yo estaba al lado, lo miraba y él hacia lo mismo, tiraba pequeños llantos de dolor, trate de darle agua pero lo negaba rotundamente. Se quedaba quieto varios minutos y en el momento mas preciable del paisaje me dice "Las lluvias son todas parecidas", luego de no decirme nada trato de bajar, un "tic" de dolor lo hizo caer, quedo inmóvil por unos segundo, me miro y subió sin quitarme la mirada, tomo un buen sorbo de agua y decidió bajar. Lo seguí, él sabia que donde vaya yo lo iba a seguir. Tenia muy claro su instinto. Ya en el patio se dirigió hacia abajo una de las camas, donde se tiro a descansar. Lo mire, creo que ya sabíamos los dos el final, soltó algunas palabras con esa voz nasal "somos muy extraños". Yacía inmóvil, frió. Todavía tenía los ojos abiertos, esos ojos saltones y grises. Mire el último destello de luz en sus retinas y los cerré.
Ahora, de su cuerpo nacen flores pequeñas, que en algún futuro se secaran por el sol de verano, pero volverán a nacer de nuevo en algún día de diciembre.