La verdad se esparce como las filosas lenguas de lupus saliendo del estomago expuesto de la rata de alcantarilla. Triturada por los cálidos rayos de sol, pero detrás de eso se esconde un jardín Irlandés. Pétalos de distintos terciopelos se marchitan en el suelo. Las mariposas vuelan en forma de espiral, como de gigantescos caracoles. Y los cascarones de seda china escapan de la vista de los vagabundo jalando pegamento viendo dentro de sus ojos insectos y caramelos cayendo de las nubes solitarias que rompe en el celeste del cielo. En una gran sombra de pájaros llorando se esconden diez segundos, detrás de los ojos marrones del felino grisáceo, una luz rompe en el vidrios de la ventana. Ese pequeño rayo de sol se entre pega en mis ojos, ese espacio se diluye durante la noches de anestesia mental.
Gracias a ese pequeño rayo de sol por volver a ver otro mundo que nunca imagine que existiría, las nubes corren en el patio, sentir a travez de las cosas. Los pétalos se marchitan, los peces lloran debajo de tu piel y todas las montañas cayendo en el mar de arena que se posa delicadamente en tus uñas. Todo sera distinto, volví a ver luego que el pequeño rayo de sol se apago entre mis ojos el cielo nublado, largando constantemente relámpagos mudos, haciéndome llorar en cada pensamiento.
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