domingo, 28 de marzo de 2010

Ampolla 2%

Las rosas se doblan en el viento y sus reflejos aparecen en mi vista,
son tantas y tan hermosas, pero yo sigo sin sentir nada.
Mi corazón expulsa sonidos secos, lo escucho en mis oídos
Y despierto pensando. Un tinte maldito recorre el en fosfatos
de sodio, las palomos no se ven en el cielo, pero las estrellas
se golpean en sus puntas que ilumina el líquido amargo que
llega en una infusión mental, durante dos horas siguiente
tendré que ver todo con sus dos caras, cielo e infierno.
Cualquier tipo de dolor se diluye en el transcurso del nervio
que conecta con largas líneas de carne fina al cerebro.
El agua de la lluvia anterior pasa por mi espalda
la neblina saborea mis últimos respiros, los grillos
callaron sus alas y todo exploto. Mis ojos sobresalían
del orificio, los dedos se entumedecieron y yacían
en la luna, esperando despertar, todas las manzanas
cayeron rodando en mis tobillos que seguía en el cosquilleo
de araña, los duraznos flotando en el suelo, tocando mis labios,
la luna, las estrellas, lo incierto de la oscuridad y toda
esas maravillas nunca me parecieron tan lejos de mi y
de mis labios anestesiado que saborea el jugo del durazno que
rodo hasta mis dedos.

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