viernes, 2 de abril de 2010

Los pies de la niña



En algún lugar, en los campos de cerezas
corre la niña de zapatos rojos
me ha robados algunos dedos
los había encontrado enterrado en la arena
da saltos y giros, como una calesita
echa de espejos opacos,
en una vieja orquesta, de tigres y osos vagos

Cuando, al fin le sostuve la mano
y le pide mis dedos, suelta una lagrima de colores
y dice: "así será mejor"
sigue corriendo dentro de las flores de hedor brillante
el viento cálido aplasta a los pequeños unicornios
se mueven en espasmos trasluciendo la arena.
Los titeras de mano saborean las pieles
de terciopelo que llueve de sus ojos.

Los pequeños rayos de sol caen en declinación
iluminando vagamente las espaldas `de las palomas
en el ombú y al gato que lame sus uñas
en la ventana de vidrios opacos
una noche duro diez segundos, y pude ver
varias estrellas detonando diluyendo
los pies de la niña de zapatos rojos.

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