sábado, 9 de junio de 2012

Siniestro hedor del renacer.

La botella cayó, hizo un pequeño sonido como las campanas sonando a las 6 de la tarde, rodó hacia el agujero que se sitúa en el medio del baño. El delgado humo del cigarro subía hacia el foquito, el hombre se queda mirando al espejo. Apagó el cigarro con su pie, en el suelo, agarro la botella y lo envolvió con la toalla, la dejo en el suelo y lo piso, la botella no hizo ruido. Abrió la toalla, agarro el pedazo mas grande, se miro al espejo y murmuro "No le digan a nadie que estamos así", el mármol viejo se hundía en un color púrpura, se disolvía en palidez. Cada noche se encuentra con si mismo, cada noche se volvía un hombre nuevo. La familia yacía en el comedor, jugando a las cartas y tomando café.

No hay comentarios:

Publicar un comentario